
Y bueno ¡Qué banda que fui a ver! Aunque no sé si podemos decir que uno va a ver la banda, porque en realidad el show es entero de Brett Anderson. Cuando alguien inventó el término "líder de la banda" se refería a él. Paseándose por todo el escenario, alentando al público en cada segundo del recital, acercándose a las primeras filas para que cada quien le agarrase lo que quisiera y sacando una pose tras otra para que las fotos de todos se vieran profesionales. No sólo es carismático como pocos, sino que canta tan magníficamente bien como se le escucha en sus grabaciones en estudio. Las miradas eran para él, las luces eran para él, la fanaticada era suya. Un deleite. Me imagino que a eso aspira Scott Weiland, pero sin lograr llegarle ni a los tobillos. Su protagonismo era tal que no me parece insensato decir que si al terminar el recital el bajista se hubiese paseado entre el público, nadie lo hubiera reconocido. Es que el resto de la banda sólo aparecía cuando Brett estaba sumergido en las primeras filas, fuera de nuestro rango visual. ¡Pero tranquilos! A pesar de que todo lo demás era para él, los aplausos y los gritos eran para todos. ¡Gran banda!
He llegado feliz a mi casa, sigo feliz ahora, un poco sorda porque el audio estaba un pelín demasiado fuerte (está bien q suene fuerte, pero no saturado. digo yo...) y probablemente siga sonriendo el resto del día. ¡Salud!