martes, 16 de abril de 2013

The Cure - Santiago, Chile, 14 de abril 2013

Escribo el título de esta entrada y no puedo creer que sea cierto. Después de todos esos eneros en los que se escuchaba por ahí "este año viene The Cure" y luego "este año sí que viene The Cure" y otro "ahora sí que sí viene The Cure". Y nunca venía. Y ya todos estábamos entregados a ese hecho (o no hecho) inevitable de que nunca vendrían. Una esperanza que no tenía nada de qué agarrarse. Vino Alice in Chains, vinieron los Pixies, Roger Waters con The Wall. Era casi más posible que Kurt Cobain se levantara de su tumba y saliese de gira con Nirvana. Y a fines del año pasado el rumor se vuelve a levantar. En un par de días se confirma su recital y todos como locos a comprar esa entrada. Sin embargo, luego de tantas ilusiones rotas, era difícil creer que esto realmente ocurriría. Así que cuando llegó el momento, se apagaron las luces y apareció ese primer acorde... Todos saltamos, todos cantamos y todos nos emocionamos hasta la médula porque finalmente estaban ahí. "Open", "High", "The end of the wolrd" y más y más y más. Y por tres horas y media disfrutamos de tamaña banda que nos deleitó con un repertorio armado por años de excelente trayectoria.

El estadio estaba desbordado de gente. Aunque, debo decir, que esperaba más del público. Después de tantos años esperando, yo pensé que todos saltaríamos hasta morir. Y la verdad es que había una tranquilidad algo perturbadora. Pero bueno, esta vez estuve en Andes y todos sabemos que la máxima emoción está en cancha. Sea como sea, era impresionante ver y ser parte de un grupo tan grande de gente unidos por una sola banda.

Y ahí estaba esa banda. Un Robert Smith que canta exactamente igual a como cantaba hace veinte años. Es que verlo en la pantalla gigante, con su pelo despeinado, sus ojos negros y sus labios pintados te transportaba a otra época. Lo miraba y pensaba "Joder, estoy viendo a The Cure". Estoy viendo a The Cure...

Hits mezclados con temas más misteriosos para sus fans más acérrimos, The Cure nos tocó a todos. Y nos tocó a literalmente todos con "Pictures of you". Ese momento en que la voz del público se hace escuchar por sobre los parlantes y sientes como todos están en la misma frecuencia que tu es sobrecogedor. Luego hizo una pasada por sus temas más oscuros y pude sentarme a simplemente escuchar (rico estar en Andes alguna vez que sea). ¡Qué deleite! Y entonces nos levanta a todos de nuevo con "Friday I'm in love" y daí fue un ir y venir de ese ya mencionado repertorio inagotable. Ya con casi tres horas de música prácticamente ininterrumpida viene "The lovecats", "The catterpilar", "Close to me", "Hot, hot, hot"... y "Boys don't cry". Vaya, es que ya no sé qué más decir.

Mi único pero va para el sonido. Por lo menos en Andes, como que el sonido iba y venía, de la nada los bajos se subían y alteraban la armonía. Los parlantes que ponen en la mitad para galería perturbaban la continuidad del sonido y se escuchaba ese incómodo rebote. Bueno, nunca me ha gustado el Nacional para este tipo de eventos por eso mismo. El único que ha logrado hacer que se escuche bien en todas partes fue Roger Waters con The Wall.

Así que en resumidas cuentas, estimadísimos compatriotas, lo hemos logrado. Hemos visto a The Cure en vivo y ahora ya nos podemos morir en paz, sabiendo que alcanzamos a vivir algo que parecía imposible. ¡Grande!

El Set list.

lunes, 8 de abril de 2013

Lollapalooza 2013 - Santiago, Chile, 7 de abril 2013

Y ahora vamos por ese segundo día.

Después de una noche de descanso, llegué nuevamente a las 3pm, esta vez para ver a Keane. Ok, sé que son muy demasiado melosos, pero soy mujer y tengo mi lado cebolla que hay que honrar de vez en cuando. Así que puntualísima, me instalé entre las fans (porque aquí son LAS fans) a dejarme cubrir con ese exceso de azúcar de Keane. Pasé por Bend and Break, Nothing in my Way y cuando estábamos con Everybody is Changing, agoté toda mi dosis endulzantes del día (por no decir del mes) y partí en busca de mis amigos. Sin embargo, en defensa de Keane, debo decir dos cosas: Tom Chaplin sí que sabe cantar y todos, hombres y mujeres, coreaban sus temas. Buenos.



Hicimos un entremedio y nos fuimos relajados a ver a Foals. Yo no los conocía (y eso es bakán de Lollapalooza, porque conoces bandas que no tenías idea que existían). Había menos gente, un sol poderoso friendo los cráneos y una banda muy parecida a Two Door Cinema Club, con esas baterías rapiditas y un sonido bien indie. Pero hacia el final, sacaron un poco de distorsión y se dejó ver un sonido más under, como indie grunge. Al final me pareció que la banda estaba entre Two Door Cinema Club y Sonic Youth. Tendré que descubrirlos mejor.

Terminó Foals y nos pasamos a Franz Ferndinand. Haciendo honor a su fama, el recinto estaba repleto. Fans por todas partes, todos felices saltando y bailando con cada tema y dejándose sumergir en cada hit. Sonaron impecables, prendieron a todo el mundo y cumplieron con todas las expectativas. Evel Eye, The Dark of the Matineé, Do You Want To, Take Me Out, osea, con un repertorio como ese no tenía como salir mal. Máximo.

Y ahora llegó el turno de uno de los más esperados por muchos: A Perfect Circle. Confieso al tiro que no soy fan porque tengo la referencia de Tool, que es demasiado denso para mi. Me cuesta digerirlos. Pero son quienes son, y con la grata sorpresa que tuve con Puscifer el día anterior, había que ir a verlos. Adelante, muy adelante nos ubicamos y compartimos con
la fanaticada una presentación intensa, cargada de poder. La puesta en escena era simple, con Keenan en un lejano rincón, dejando el protagonismo a Billy Howerdel y al batero Jeff Friedl. Digo al batero porque le ponía tanta fuerza que su presencia se hacía notar. Para mi, lo mejor fue Couting Bodies Like Sheeps..., seguramente porque tiene un aire a Nine Inch Nails que me es irresistible. Fue un muy buen recital, distinto a todo lo que ya habíamos escuchado en este día y medio de festival. Sin embargo, muchos fans me comentaron después que no les gustó tanto, más que nada porque faltó su máximo hit Judith. En fin...

Un paréntesis: pongo esa foto de A Perfect Circle porque así es como realmente vemos los pequeños como yo... ¡Ja!

Después de esa dosis de rock a la vena, partimos a Los Tres, a ver si podíamos descansar un poco escuchando buena música antes de The Balck Keys. Llegamos tardísimo, pues topaba con A Perfect Circle y solo alcanzamos a escuchar unos tres temas. Estaba repleto. Seguramente todos los que querían algo más tranquilo se fueron a verlos, y Los Tres tienen gran fanaticada en Chile. ¿Quién no conoce sus temas? Así que ahí nos quedamos hasta que terminó y partimos a esperar The Black Keys.

Sentados en el pasto, escuchamos a Deadmau5 a lo lejos. Finalmente pude descansar algo que fuera, pero cuando empezó The Black Keys, estaban todos tan cansados que nadie quería ir más adelante. Soporté unos 4, 5 temas ahí a lo lejos, hasta que no aguanté más y partí sola a las primeras filas. Llegué justo para Gold on the Ceiling y salté y bailé con todos los fans. Pero se notaba el cansancio en el público, ya estábamos en las últimas... ¡No importa! A bailar y saltar con Your Touch, Little Black Submarines, Money Maker y ya cuando llegamos a Lonely Boys, el público dio todo lo que le quedaba y hasta morir no más. Ahí empezó a irse mucha gente, y aproveché de ver los últimos temas lo más adelante posible.

¡Uf! ¡Qué finde! Estoy agotada y feliz y ya quiero ir a otro recital. Que manera de pasarlo bien.

Antes del premio a los mejores, debo decir que la calidad del sonido en este festival estaba a otro nivel. Se escuchaba perfecto estuvieses donde estuvieses y a la distancia que fuera. La variedad de bandas y de gentes y de ambientes estuvo total. Lejos el mejor festival que me ha tocado.

Para los mejores, mantengo mi declaración del día anterior: lo mejor The Hives y máxima revelación Puscifer. Feliz.

Lollapalooza 2013 - Santiago, Chile, 6 de abril 2013

Fueron tantas emociones y una variedad tan absoluta de público y bandas, que me cuesta un poco decidirme a como escribir esto. Pero vamos, por algún lado hay que empezar.

Día 6, Of Monster and Men, buenísimo. Llegué justo a la hora, no estaba saturado de gente y me pude acercar bastante. Si la banda ya emana una ternura en estudio, en vivo se pasaron. Tienen una onda muy de amigo tocando para sus amigos y Nanna es la dulzura misma. Cuando este público chileno (que espero que nunca cambie) le empieza a cantar "mijita rica, mijita rica, lalalalalala" y ella dice con esa vocecita "I don't know whats going on!" yo creo que ahí sí que ya nos ganó a todos y a bailar y a cantar se ha dicho. Fue rico estar en medio de esos fans que se saben las letras y los cumpleaños, cantando Feliz Cumpleaños, Dirty Paws y Little Talks. Yo sé que Little Talks es el hit, pero por algo los es y es porque es filete. Así que empezamos el día maravillosamente.

Luego partí a encontrarme con los amigos, a comprar agua, a escapar un segundo de ese sol implacable y entré al Movistar a escuchar un par de temas de Crystal Castles, pero fueron realmente solo un par de temas, no lo suficiente como para armarme una impresión de su recital...

El siguiente plato fue Kaiser Chiefs, con un aire a brit pop rudo. Tal vez solo brit rudo, sin pop, porque no tienen mucho de lo que uno llama pop. Prendieron a todo el público desde el principio, alentando a esas miles de personas a saltar y bailar con todos sus temas. Un Ricky Wilson entregado al escenario, dio una excelente performance, que a ratos me recordaba a Brett Anderson de Suede, paseándose por todos lados y disfrutando cada tema. Buenos, intensos, entretenidos.

Y entonces llegó el momento de The Hives. Estuve bien adelante en un principio, pero el frenesí de las primeras filas me venció y tuve que alejarme un poco. Sea como sea, lejos, lejos, lejos el mejor recital del Lollapalooza. Sé que todos tenemos nuestra opiniones y gustos, pero a la mierda todos los que digan que The Hives no fue lo mejor que vieron este finde. Cómo explicar el carisma que tiene toda esa banda, porque no es solo el vocalista el que prende a la gente, con un bajista quieto en su lugar o un guitarrista que hace los suyo, pero sin mayor participación en el escenario. Acá eran cinco individuos con un protagonismo compartido que hacía moverse hasta al más abuelito del lugar. Pero sí, el máximo exponente del grupo era su vocalista Pelle Almqvist. Con ese español inventado y esa energía inagotable, nos atrapó a todos y tuvimos que saltar hasta morir. "El siguiente cantanto...", "Somo los ¿señores/senadores? de la música punk rock" y "¿Quieren música rápido? ¿Más rápido?" Era simplemente imposible quedarse quieto y no dejarse embobar por esa pinta Naranja Mecánica y ese furor contagioso e imparable. Excelente.

Uf, después de esa hora y cuarto con el "rey la música punk rock", llegó el turno de Queens of Stone Age. La expectativa era altísima, pues ya habían deslumbrado con su primera pasada por Chile, cuando vinieron al Maquinaria junto con los Pixies. Y, por supuesto, entregaron un show impecable. No los vi enteros, me quedé creo que hasta el tema que tocó con Eddie Vedder, porque mi compañero de recital quería ver a Puscifer. Pero vamos, Queens of the Stone Age son unos maestros y saben lo que hacen. Después me encontré con amigos que los vieron y alucinaron (como corresponde).

Así que como a las 7:30 partimos a ver Puscifer. Con ese nombre tengo que decir que no esperaba mucho de la banda, pero mi amigo me decía que era del vocal de Tool y que había que cacharlos. Llegamos sin muchas ilusiones, como al tercer tema, simplemente a ver de qué se trataba. Pues fueron la revelación de Lollapalooza. Simplemente increíbles. Un rock intenso, pesado, pero despierto, sin esa densidad característica de Tool. La puesta en el escenario era buenísima, como un avión de primera clase, donde Keenan estaba disfrazado de piloto y la vocalista que lo acompañaba iba de azafata. A ratos ella bajaba a una especie de bar que tenían en el escenario y les servía comida a los integrantes de la banda, cumpliendo su rol de azafata. La música estaba simplemente a otro nivel, una unión de lo mejor de Nine Inch Nails con Tool, agarrando el frescor de NIN e incrustándoselo a la intensidad de Tool. Y ya cuando pasaron el video de Vagina Airlines con las instrucciones de seguridad de vuelo, nos tenían a todos totalmente conquistados y nos reímos y disfrutamos esta muy grata sorpresa.

Y ahora sí que vamos por el final de este día, caminando hacia Pearl Jam. Después de haber estado horas de horas de pie y de haber agotado gran parte de las baterías con The Hives, no nos dio para acercarnos tanto y optamos por una ubicación más modesta. Y como Peral Jam tiene ochocientos mil fans, estuvieras donde estuvieras, la fanaticada te envolvería y podrías perderte en la masa. Y así fue. Temón tras temón, Pearl Jam nos hizo disfrutar y cantar en coro el tema que tocasen. Pero tengo una crítica a su recital y es que ya han venido tres veces, la última fue hace nada, así que podrían cambiar su repertorio un poco. Saquemos Black, Jeremy y Do the Evolution, y pongamos un Red Mosquito, un Rats y The Fixer ¿Para qué terminar con Yellow Ledbetter de nuevo? Keep on Rockin' in the Free World hubiera hecho un cierre mucho mejor y novedoso. Opiniones personales a parte, ellos son unos profesionales, son dueños del escenario y siempre cumplen con entregarte más de lo que esperas. Grandes.

En resumidas cuentas, el galardón a mejor recital va para The Hives y el de banda revelación queda para Puscifer. Excelentes.