domingo, 4 de marzo de 2012

Roger Waters - Santiago, Chile, 3 de marzo 2012

¿Recuerdan cuando nos juntábamos en alguna plaza y pensábamos en lo increíble que hubiera sido haber visto a Pink Floyd? Soñar despierto, imaginándose a uno mismo entre los miles de afortunados que tuvieron esa envidiable oportunidad... Pues ayer creo que fue casi como haber visto a Pink Floyd. Cierto, no estaba Gilmour, pero la puesta en escena, el sonido... En un minuto pensaba "¡Qué apoteósico!" Pero de eso se trata Pink Floyd. De inundar todos tus sentidos, de atraparte en el concierto, de envolverte y hacerte parte del show. Uno realmente sentía que no estaba presenciando algo como un lejano espectador, sino que estabas totalmente inmerso en la música. El escenario era el estadio entero, las voces eran las de todos y el sonido estaba en todas partes. Entre que no estabas muy seguro si era una gigantesca obra de teatro, una sala de cine de 360° o el concierto más increíble que hayas visto.

Sí, uso puras palabras épicas, pero es que eso fue el concierto. La verdad que no sé como decirlo si no es con grandilocuencia. ¿Hay otra manera? Si alguien no lo sintió así, déjame un comentario y te doy el fono de mi viejo que es un muy buen psicólogo. Mira que si no te sentiste deslumbrado con ese muro es que tienes que hacerte ver... Así que ahora yo les pregunto ¿Does anybody else in here feels the way I do?

viernes, 2 de marzo de 2012

Interpol - Santiago, Chile, 8 de noviembre 2011

Este fue el primero de una seguidilla de conciertos que tuvimos en noviembre del 2011. ¡Y qué manera de empezar! Pulcro, correcto, intenso, impecable. Cada acorde en su lugar, ningún grito de más ni de menos. Estos tipos suenan exactamente igual en vivo que en estudio. ¿Es eso bueno? En cierta manera sí, porque los puedes acompañar en cada segundo de la canción, pero también es rico que te sorprendan un poco ¿no? Nada como que le entreguen el micrófono a público para que se escuche en plenitud el coro de algún gran hit... Pero por favor no me mal interpreten ¡el concierto estuvo filete! Momentos de profunda oscuridad intercalados con la vibración colectiva ante temones como Barricade o Evil. Un Paul Banks, mino como él solo, sin moverse mucho más allá del metro cuadrado en torno a su micrófono, pero con esa voz penetrante que te hace sentir que todo lo que dice debe ser tomado con la más seria consideración, y un Daniel Kessler un poco más expresivo, disfrutando de sus propias creaciones. Un bajista que se notaba que sólo estaba ahí para reemplazar a Carlos Dengler y el baterista... bueno, a parte de Lars Ulrich ¿qué otro baterista hay por ahí que logre un mayor protagonismo en un concierto? Con esto de quedar escondidos tras la batería... Sea como sea, el recital sonó con la perfección característica de Interpol. Además, para gran deleite de los amantes de los recitales, el concierto fue en el Teatro Caupolicán, lejos el mejor lugar para asistir a conciertos.

Eso sí que necesito, por reivindicación de mi pie izquierdo, implorarle a todas las chicas taquillas que insisten en ir a conciertos con tacos que por favor no salten fuera de control en le sector más cercano al escenario. Es una falta de respeto llegar a casa con un moretón cubriendo casi la totalidad de tu pie porque te hayan pisado con un taco en un concierto ¿o no? Por último que te haya llegado un combo por haber osado llegar al borde mismo del escenario ¿pero un taco? Demasiado indigno...