
Raro. Este recital fue raro. Primero, porque la
municipalidad decidió clausurar el local media hora antes de la hora programada
y la productora tuvo que improvisar, pues Paul quería tocar y nosotros lo
queríamos escuchar. Segundo, porque el local donde finalmente fue el evento
quedaba al otro lado de la ciudad y la nueva cita quedaba para las 11:30pm. Con
todo esto, llegamos al tercer punto: un montón de gente desistió y en los que
fuimos de todos modos se sintió el efecto… Ahí estaba yo, a las 1am, en
primerísima fila rodeada de los grandes fans, con Paul tocando como el
profesional que es, pero no había chispa. No había energía. Sin esa vibración
que viene al juntar un montón de gente sintonizada en la misma frecuencia. Hubo
un asomo de fanatismo con Arise Awake, No Mistakes o Young Again, pero nada ni
remotamente cercano a lo que podría haber sido. Con el recital ya bastante
avanzado, la gente prendió algo y todos coreamos el “Now and then I can see the truth above the
lies…” de The Base, aunque puede que decir “todos coreamos” sea algo exagerado,
pero fue lo más cercano que hubo a una plena participación del público. Además,
Paul tampoco es de los que se pasea por todo el escenario alentando a sus fans.
Todo lo contrario, es más bien quieto y no suele moverse mucho más allá de su
metro cuadrado, lo que ayudó poco a encender la emoción contenida en sus
espectadores. Lo bueno sí de todo esto es que pudimos disfrutar de un recital
más relajado, sin empujones, apretujes y gajes clásicos de las primeras filas.
Terminó siendo algo más íntimo, lo que igual se valora.

Me encantaría decir que el recital estuvo increíble, que
todos lo pasamos estupendamente, pero no… De todos modos, mirándolo
objetivamente, sonaron de maravilla. Él y su banda saben lo que hacen y se
nota. Paul es de los vocalistas que te hacen cerrar los ojos solo para
escucharlo cantar, llevándote a esos lugares oscuros que tanto le gusta evocar.
Así que a pesar de todos los pesares, valió la pena haber esperado y haber
llegado a las 3am a la casa (¡Y sin estar pasada a cigarro hasta los calzones! Grande
ley del tabaco).