domingo, 4 de marzo de 2012

Roger Waters - Santiago, Chile, 3 de marzo 2012

¿Recuerdan cuando nos juntábamos en alguna plaza y pensábamos en lo increíble que hubiera sido haber visto a Pink Floyd? Soñar despierto, imaginándose a uno mismo entre los miles de afortunados que tuvieron esa envidiable oportunidad... Pues ayer creo que fue casi como haber visto a Pink Floyd. Cierto, no estaba Gilmour, pero la puesta en escena, el sonido... En un minuto pensaba "¡Qué apoteósico!" Pero de eso se trata Pink Floyd. De inundar todos tus sentidos, de atraparte en el concierto, de envolverte y hacerte parte del show. Uno realmente sentía que no estaba presenciando algo como un lejano espectador, sino que estabas totalmente inmerso en la música. El escenario era el estadio entero, las voces eran las de todos y el sonido estaba en todas partes. Entre que no estabas muy seguro si era una gigantesca obra de teatro, una sala de cine de 360° o el concierto más increíble que hayas visto.

Sí, uso puras palabras épicas, pero es que eso fue el concierto. La verdad que no sé como decirlo si no es con grandilocuencia. ¿Hay otra manera? Si alguien no lo sintió así, déjame un comentario y te doy el fono de mi viejo que es un muy buen psicólogo. Mira que si no te sentiste deslumbrado con ese muro es que tienes que hacerte ver... Así que ahora yo les pregunto ¿Does anybody else in here feels the way I do?

1 comentario:

  1. Pauli; Aunque no fuí al concierto, leyendo tu análisis del show entré al estadio y compartí con las miles de personas que estaban ahí, hasta pude cantar algunas músicas con el entusiasmo y fervor que lo hicieron los miles de fanáticos como tú!!..

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