¡Se pasó el arrastre que tiene Vicentico! El Teatro Caupolicán (¡grande Teatro Caupolicán) estaba repleto. La única otra vez que me tocó ese recinto así de lleno fue cuando vi a los Fabulosos Cadillacs en el 2000. Ni Interpol ni Prodigy (que son las otras bandas que recuerdo haber visto ahí) lograron tamaña convocatoria. Y bueno, el concierto empieza y uno se da cuenta del por qué. ¡Él es un máximo! Canta filete, con su voz llorona y rasposa,. Tiene cualquier presencia, paseándose de un lado para otro con una mano en el bolsillo, seduciendo al público con su simpatía. ¡Es un ídolo! Y ya cuando se quedó solo con su guitarra y cantó con toda esa gente "Siguiendo a la luna"... Es por esos momentos de completa unión y armonía que vamos a recitales ¿o no?
Y al final, después de volver dos veces, nuestro querido Vicentico de nuevo se queda solo con su guitarra y nos hace felices a todos una vez más... ¡Te queremos! En Chile todos te queremos y te seguiremos queriendo tan lejos como puedas llegar. Las cosas que dices tienen sentido, Podemos detenernos y ponernos a pensar. ¡Eres un grande!
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