martes, 1 de octubre de 2013

Alice in Chains - Santiago, Chile, 30 de septiembre 2013

Mmm, no sé por dónde empezar... ¿Lo hacemos por "como echaba de menos esa emoción absoluta que se va acumulando en la guata mientras vas caminando junto a todos esos fans sabiendo que estás a punto de ver a uno de los grandes"? ¿O por "anoche, a eso de las 21:50 y durante más o menos una hora y media, yo y otras miles de personas nos vimos atrapados por el poder y la oscuridad de Alice in Chains"? Da lo mismo, escojan la que más les guste, el punto es que antes, durante y después de esa perfecta hora y media esta banda, que no necesita ningún tipo de introducción, nos agarró, sacó lo mejor de nosotros, entregó lo mejor de si y se fueron dejándonos a todos elevados.

Al toque el golpe de Them Bones y sin respiros, Dam that River. Listo. Ya estábamos todos atrapados y en modo "darlo todo por estos locos". Pasamos por la oscuridad más profunda de algunos temas nuevos de la era DuVall, con Hollow y Check my Brain, para luego caer de lleno en el "again and again and again and again and again and again and again and again and AGAIN!" de uno de los mejores temas del álbum Alice in Chains (o ese del perro de tres patas, como algunos lo conocemos). ¿Quieren parar un segundo y recuperar el aliento entregado a todos esos "agains"? ¡Olvídenlo! Man in the Box a la vena y a saltar y corear se ha dicho.

¡Uf! Sobrevivimos a la primera parte de este recital traído del infierno y podemos respirar un poco al son de Got me Wrong. Luego, un poco de lo nuevo, de lo viejo y de lo muy viejo, todo envuelto en un aura oscura y densa. Un escenario iluminado en rojos y verdes, con imágenes sugerentes que te llevaban a pensar que esa era una apertura al inframundo, ambientada por la música de estos cuatro individuos. ¡Y qué cuatro individuos! Solo ver a Sean Kinney tocar batería ya es un espectáculo. Tiene una fluidez y un dominio que hacen sentir que todos esos tambores y platillos son un puro organismo. Un Mike Inez con exactamente el mismo look que ha tenido toda su vida, paseándose por el escenario, entrando y saliendo de las sombras, con ese bajo sólido e inconfundible de Alice in Chains. William DuVall cumplió su rol de frontman a la perfección, alentando al público para que los acompañáramos en los coros y en los ritmos y hablándonos en español con un muy aplaudido "¿Cómo están weones?" y un "¡Viva Chile, mierda!". Y Jerry, el alma de este grupo. Luciéndose con sus solos, agradeciéndonos por nuestra buena onda y entregándonos toda su calidad.

Finalmente llegamos al intermedio y esos ídolos salen a descansar un momento. Momento que nosotros también aprovechamos para recuperar el aliento luego de ese Nutshell coreado por todos de principio a fin y para rearmarnos luego de la oscuridad de Junkhead y Love, Hate, Love. Pero nada de acomodarse mucho. Alice in Chains vuelve y de inmediato suena Down in a Hole, Would? y Rooster, temas absolutamente dominados por el público, en el que ese "If I would, could you?" de Would? era propiedad indiscutida de esos miles de fans.

Y así terminó uno de los mejores recitales que he tenido la fortuna de asistir. La vuelta a la casa feliz, un sueño feliz y un día siguiente feliz. ¿Cómo no ser adicta a los recitales?

El setlist acá.

1 comentario:

  1. Uf Pauli, aunque no fui pq ya estoy cincuentona y no cacho ese rock, vibro con tu análisis que me transporta al estadio y casi casi escucho, canto y bailo al ritmo de Alice.....exelente publicación para una apasionada del Rock !!!!!

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