lunes, 9 de diciembre de 2013

Manu Chao - Santiago, Chile, 8 de diciembre 2013

Hay recitales en los que la banda tiene que trabajar un poco al público, se lo tiene que ganar. No es cosa de subirse al escenario, pasear los dedos por la guitarra, gritar unos cuantos "¡Gracias Chile!" y esperar que la gente se entregue sin esfuerzo alguno. No. Hay bandas que te tienen que mimar y contactarse con su público y ahí y solo ahí es cuando la gente dice "Ok, estamos contigo". Bueno, este no fue el caso. Fue cosa de que Manu Chao subiera al escenario para que todo el velódromo cayera a sus pies. Se sentía que el público estaba listo para recibir esa fiesta y la deseaba. Había una expectación en el aire que era evidente. Una energía contenida que quería escapar, pero para escapar tenía que tocar Manu Chao. Y Manu Chao tocó y el carnaval se desató instantáneamente.

Oficialmente, tocó 24 temas, pero en realidad fue solo uno de 3h de duración. Un saltar y bailar non stop al son de su música como solista y de su repertorio creado con Mano Negra. Un poco de todo, perfectamente dosificado para permitirte descansar con ritmos más tranquilos, pero olvídate de que dejaría quedarte quieto por mucho tiempo, pues al minuto te exigía dejarlo todo guiado por el frenesí de la batería. Esto fue un vaivén entre mover las caderas con la pachanga, saltar con el ska, cabecear con el hard core, mecerse con el reggae y luego empezar todo otra vez. Entregarse a la música de estos cuatro personajes que se notaban felices de la vida haciendo lo suyo y compartiéndolo con su gente.

Y Manu Chao, revolucionario como es, les dejó espacio a la gente de "No a Alto Maipo" y "Fuera Monsanto" para que subieran al escenario y divulgaran su lucha. Permitió que esos infaltables fans que logran llegar al escenario se quedaran ahí y disfrutaran con él y hasta el más clásico de la fauna santiaguina tuvo sus 15min de fama cuando un quiltro aparece en el escenario y se queda mirando a toda esa gente. Único.

Se despidió unas siete veces para solo volver dos minutos después y lanzarnos al carnaval de nuevo. Y ya cuando todos pensamos "esta ya sí es la de verdad", salen las trompetas y "Mala Vida" se toma el velódromo completo. Todavía quedaba otra hora de fiesta. Finalmente llega la real despedida y ya todos saciados los aplaudimos y les entregamos todo nuestro agradecimiento por habernos dejado completamente colmados de música y buena onda. Porque eso es Manu Chao: un buena onda.

¡Gracias!

El setlist.

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