El estadio estaba desbordado de gente. Aunque, debo decir, que esperaba más del público. Después de tantos años esperando, yo pensé que todos saltaríamos hasta morir. Y la verdad es que había una tranquilidad algo perturbadora. Pero bueno, esta vez estuve en Andes y todos sabemos que la máxima emoción está en cancha. Sea como sea, era impresionante ver y ser parte de un grupo tan grande de gente unidos por una sola banda.
Y ahí estaba esa banda. Un Robert Smith que canta exactamente igual a como cantaba hace veinte años. Es que verlo en la pantalla gigante, con su pelo despeinado, sus ojos negros y sus labios pintados te transportaba a otra época. Lo miraba y pensaba "Joder, estoy viendo a The Cure". Estoy viendo a The Cure...
Hits mezclados con temas más misteriosos para sus fans más acérrimos, The Cure nos tocó a todos. Y nos tocó a literalmente todos con "Pictures of you". Ese momento en que la voz del público se hace escuchar por sobre los parlantes y sientes como todos están en la misma frecuencia que tu es sobrecogedor. Luego hizo una pasada por sus temas más oscuros y pude sentarme a simplemente escuchar (rico estar en Andes alguna vez que sea). ¡Qué deleite! Y entonces nos levanta a todos de nuevo con "Friday I'm in love" y daí fue un ir y venir de ese ya mencionado repertorio inagotable. Ya con casi tres horas de música prácticamente ininterrumpida viene "The lovecats", "The catterpilar", "Close to me", "Hot, hot, hot"... y "Boys don't cry". Vaya, es que ya no sé qué más decir.
Mi único pero va para el sonido. Por lo menos en Andes, como que el sonido iba y venía, de la nada los bajos se subían y alteraban la armonía. Los parlantes que ponen en la mitad para galería perturbaban la continuidad del sonido y se escuchaba ese incómodo rebote. Bueno, nunca me ha gustado el Nacional para este tipo de eventos por eso mismo. El único que ha logrado hacer que se escuche bien en todas partes fue Roger Waters con The Wall.
Así que en resumidas cuentas, estimadísimos compatriotas, lo hemos logrado. Hemos visto a The Cure en vivo y ahora ya nos podemos morir en paz, sabiendo que alcanzamos a vivir algo que parecía imposible. ¡Grande!
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