miércoles, 8 de enero de 2014

Hoy en Crónicas Anexas: El Ciudadano Jack

En realidad, Jack no es su verdadero nombre. Es que un día llegó y contó que no sé quién le había dicho que Joaquín en inglés era Jack, así que quedó como Jack para siempre, siempre, siempre. Siempre. En fin, Jack es un tipo muy simpático. De esos que tienen amigos en todas partes, que cae bien a la primera, que siempre tiene esa talla lista para el momento preciso. El punto es que ahora todos esos amigos que ha conocido lo extrañan porque Jack ha desaparecido.

Era jueves y era Santiago. Se juntó con cuatro amigos: uno de toda la vida, una ex compañera de pega y dos más que en realidad eran amigas del amigo de toda la vida. Se encontraron en Provi, a eso de las 4. Más tempranito para evitar los tacos. Fueron a Flannery’s a tomar cerveza y contarse qué habían hecho para el 18. 18 de septiembre, para todos aquellos que no estén familiarizados con las festividades chilenas, es cuando celebramos nuestra independencia, o bueno ya, la “Primera Junta de Gobierno”, pero el espíritu es el mismo.

Cuando se les terminaron las cervezas alguien dijo que tenía ganas de conocer el Bar The Clinic del Centro.

- Yo tampoco lo cacho ¡vamos!
- Me dijeron que la decoración es muy chora – argumento para minas.
- Y venden buenos terremotos – argumento para minos.
- ¡¡Ya!! ¡¡Vamos!!

Ok. Fueron. Eran ya como las 5:30 y la cosa en el ultra sobrepasado tránsito de Santiago empezaba a ponerse seria. Pero nada que nuestros cinco héroes no pudiesen soportar. Llegaron al bar, juntaron unas mesas para que cupieran todos bien, pidieron los terremotos y continuaron conversando. Que no sé quién tiene una casa en Pucón, así que vamos todos para las vacaciones. Que la cagó que mega cool es Breaking Bad. Estudiemos todos química y hagamos metanfetaminas ¡Bitch! Que estaban chatos de sus pegas y que es impactante como no hay nada bueno en el fucking cine. Se terminaron los terremotos y ya nadie quería tomar más (¡era jueves!) y decidieron partir. Pagaron la cuenta, tomaron sus cosas, una última mirada de gitano para ver que no se les quedaba nada y al metro.

Nadie cachó que eran las 7pm. Entraron al tren subterráneo que una vez fuera orgullo nacional y ya no pudieron salir. Intentaron mantenerse juntos lo más posible y lograron llegar hasta el andén. Llegó el primer tren y no pudieron entrar. Llegó el segundo tren y no pudieron entrar. Llegó el tercer tren y entraron empujando a quien fuese. Etapa 1 concluida. Etapa 2: bajarse en Tobalaba y hacer el cambio de línea. Desafío nivel Dios. Salieron con otros 800 mil que tenían esa misma segunda etapa y nadie sabe como lograron mantenerse juntos. Llega el primer tren, que vieron desde lo alto de la escalera y obviamente no pudieron entrar. Llega el segundo, que ven desde la mitad de la escalera y no pudieron entrar. El pánico empieza a sentirse en la multitud. El miedo a no salir nunca de ahí. De nunca volver a tu casa y ver a tu familia. Pero ellos al menos se tenían los unos a los otros. Intentaban mantener la calma echando tallas sobre lo surreal de todo esto y lograban producir risitas nerviosas. Incluso en los extraños que los rodeaban. Llega el cuarto tren y no se pueden subir. Vamos, la 5ta es la vencida. ¡We can do it! Un par de tallas más, un autodominio increíble para no gritar y asesinar a todos los que te rodean. Llega el quinto tren. Ahora sí que sí. Una vez arriba ya todo tendrá futuro otra vez. Se abren las puertas y todos empujan. Se genera un mini caos porque solo a la mitad de la multitud les sirve el tren rojo y se empujan y se separan y de pronto se cierran las puertas y Jack queda afuera.

Jack queda afuera... Ve los rostros estrujados de sus amigos en la ventana y sabe que nunca más volverá a verlos.

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